Fotografia propiedad S31 NO DISPONIBLE

Convento del siglo XVI con un magnífico patio interior: una propiedad histórica única que necesita reformas. Segovia

Ref. S31

Una gran oportunidad para adquirir un convento único, con hermosas características originales y una interesantísima historia eclesiástica.
  • 10 habitaciones
  • 10 baños
  • 3.000 m2 construidos
  • 3.000 m2 de terreno
Brochure
¿Alguna vez has soñado con tener tu propio convento? Una visita a esta extraordinaria propiedad del siglo XVI bastará para hacer volar tu imaginación como nunca. Con una extensa gama de exclusivos detalles típicos de la arquitectura eclesiástica, incluido un atractivo jardín amurallado, nos encontramos ante una propiedad realmente única.

Poblado de exquisitas características y detalles históricos, este extraordinario convento del siglo XVI es una construcción verdaderamente única.

Construido en 1571 en la ciudad de Cuéllar, por aquel entonces un enclave estratégico entre Segovia y Valladolid, este convento único perteneció a una orden fundada por doña Francisca de la Cueva, condesa de Luna e hija del tercer Duque de Alburquerque. Conocido popularmente como el convento de Santa Isabel o Santa Ana, esta impresionante construcción no tardó en convertirse en un lugar emblemático de la zona. La orden disfrutó de una próspera época entre los siglos XVI y XVII y, en su momento de mayor apogeo la propiedad albergó en su comunidad a 30 religiosas, aunque años después, durante la Desamortización española (1798–1924), se vendió a varios propietarios.

El convento ha sufrido numerosas modificaciones e incorporaciones a lo largo de los años, pero todavía se reconoce a la perfección su estructura tripartita original (la iglesia - que no forma parte de este conjunto a la venta-, el convento y el huerto). Las dependencias de las monjas se transformaron en un momento dado en viviendas privadas y algunas de ellas se conservan decoradas de forma ostentosa con suelos de parqué, azulejos antiguos y techos artesonados. No obstante, el resto de la propiedad necesita reformas.

En manos de un propietario que le dedique esfuerzo a la restauración, este convento único puede convertirse en una propiedad extraordinaria: una obra repleta de amor con la promesa de una recompensa de valor incalculable.

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