Costa vasca, naturaleza y gastronomía a flor de piel
Las tonalidades azules del mar y el verde intenso de la costa se funden en esta tierra para ofrecernos entornos de singular belleza. Playas de arena dorada, abruptos acantilados, ensenadas y bahías inigualables, encantadores pueblos pesqueros... La costa vasca se muestra como uno de los lugares imprescindibles del litoral cantábrico, no solo por su belleza visual sino también por su enorme atractivo gastronómico y oferta cultural.
Inspiración de escritores y modistos, esta tierra de tradición marinera ha sido residencia veraniega de monarcas, cuna de grandes descubridores y escenario de conocidas producciones cinematográficas.
Te proponemos algunos de los enclaves más extraordinarios de este tesoro del norte peninsular.
San Juan de Gaztelugatxe (Bermeo)
Si viste ‘Juego de Tronos’ este lugar te trasladará a uno de los escenarios más emblemáticos de la serie: Rocadragón, el hogar de la familia Targaryen. Un impresionante islote azotado por el viento y el mar, coronado por una ermita dedicada a San Juan Bautista. Para llegar a ella, tendrás que recorrer un puente de piedra y una retorcida escalinata de 241 peldaños. El pequeño templo data del siglo X y ha sido reconstruido varias veces tras sufrir incendios y ataques piratas.
Lekeitio y la isla de Garraitz
Atrapado entre el mar y los montes de Otoio y Lumetza, este bellísimo pueblo pesquero posee un cuidado casco viejo con palacios y tradicionales tabernas donde saborear un txakoli. Frente a su costa se encuentra la isla de Garraitz (San Nicolás) a la que, cuando baja la marea, se puede acceder caminando desde la playa. Este lugar boscoso y con increíbles vistas a la bahía fue siglos atrás refugio de piratas y eremitas.
Los flyschs de Zumaia
Una de las maravillas naturales de Euskadi. Se trata de un conjunto de plataformas conformadas a base de placas rocosas con millones de años de antigüedad. Enclavado en los acantilados de Itzurun, este singular paraje, declarado geoparque mundial por la UNESCO, fue también escenario de ‘Juego de Tronos’, donde pudimos verlo sobrevolado por enormes dragones alados.
Donostia
Una de las ciudades más bellas y elegantes del norte de España. Fue la reina María Cristina quien puso de moda la capital guipuzcoana a finales del siglo XIX. Los edificios emblemáticos de la época, como el Gran Casino -hoy sede del Ayuntamiento-, el teatro Victoria Eugenia, la estación del funicular o el hotel María Cristina, fueron testigos de la llegada de los primeros turistas a la playa de la Concha. Hoy Donostia es ejemplo de proyección internacional: eventos como el festival de cine, el de Jazz o la Quincena Musical la convierten cada año en un mediático escenario.
Zarautz
La reina Isabel II eligió esta villa, antaño puerto ballenero, para disfrutar del frescor del Cantábrico y huir de los calores de la meseta. Su playa, con casi 3 kilómetros de costa, es la más extensa del País Vasco, punto de encuentro de surferos de todo el mundo y sede de la competición internacional Pro Zarautz.
Getaria
Preciosa villa medieval amurallada que vio nacer al primer marinero que dio la vuelta al mundo: Juan Sebastián Elcano. Este pequeño templo de la gastronomía vasca es también conocido por sus bodegas de Txakoli, sus playas, su historia y el monte San Antón, el famoso ratón de Getaria. El museo de Cristóbal Balenciaga es otro de sus puntos destacados.
El puente Bizkaia
A 61 metros de altura sobre la ría de Bilbao se alza el primer puente colgante transbordador construido en el mundo con estructura metálica. Declarado Patrimonio de la Humanidad, esta obra de ingeniería fue diseñada a finales del siglo XIX para unir las localidades de Getxo y Portugalete.
Bilbao
Más allá del renombrado Museo Guggenheim y su fiel guardián Puppy, la escultura floral más grande del mundo, la capital de Vizcaya cuenta con muchos otros atractivos, entre ellos el de poder disfrutar de los deliciosos pintxos en las tabernas del Casco Viejo o subir en funicular al monte Artxanda para ver las mejores vistas de la ciudad. Para los amantes de lugares curiosos, recomendable visitar la calle Ronda, la más oscura de la ciudad, donde por cierto nació Miguel de Unamuno o buscar en el suelo del Casco Viejo una estrella desde donde poder divisar la Basílica de Nuestra Señora de Begoña.
