Una segunda casa en piedra y madera rehabilitada destinada a alojamiento de invitados o guardeses, equipada con cocina, baño, área abierta para espacio de salón con estufa y zona de dormitorio y en la parte posterior una amplia zona diáfana destinada a almacén. El broche final lo pone las antiguas ruinas de la casa del molinero, que junto a la vegetación realzan el conjunto y brindan un toque simplemente mágico a esta propiedad.

La vivienda principal con 300 m2 se distribuye en dos plantas, en la baja dispone de 4 amplios dormitorios, cada uno con baño propio, acabados y materiales de lujos, estancias perfectas para el descanso todas con ventanales abiertos a la zona de jardín. En esa planta dispone también de un aseo y acceso al garaje. La segunda planta está destinada a las estancias comunes, con una impactante distribución orientada a sus enormes ventanales, con vistas inmejorables enfocadas al río, paisaje de montaña y al castillo de la población aledaña. Ambiente a dos alturas, en primer lugar gran salón abierto a la cocina y comedor, todo ello bordeado por una terraza en voladizo asombrosa. Unos escalones más arriba encontramos otra sala de estar con chimenea de acero corten y un espacio dedicado a mesa de estudio o despacho.

Calefacción por suelo radiante y gasoil.

La finca cuenta con numerosa vegetación, rincones especiales, perímetro vallado en piedra y acero.

Pueblos de gran interés turístico en las cercanías, a tan solo 25 km de Béjar, a 20 km de Guijuelo y a 2 horas de Madrid. En definitiva nos encontramos con un inmueble único por su enclave de gran belleza, bordeado por el río Tormes.