Desde Barcelona se encuentra a tan solo hora y media en coche, y también llega el tren con conexión directa. El aeropuerto más cercano (Andorra/La Seu d’Urgell) está a 45 min en coche. Y la conexión con la Costa Brava también es muy buena desde el aeropuerto de Girona a menos de 1 hora.

La casa fue construida en 1943 y se ubica en el punto más alto del pueblo, a unos 1.750m de altitud, con una vecindad discreta de propiedades de estilo similar pertenecientes a las familias originales que descubrieron la zona a principios del siglo XIX.

En el 2018, los propietarios actuales basándose en la filosofía de construcción Suiza, llevaron a cabo una restauración integral manteniendo la esencia y materiales originales y aplicando técnicas artesanales, dado que la sostenibilidad y el slow living eran los pilares conceptuales y ejecucionales del proyecto: las maderas y las pinturas naturales han sido trabajadas por artesanos locales; todas las instalaciones, cerramientos y aislamientos son completamente nuevos y de alta calidad maximizando la eficiencia y el confort; la calefacción es austriaca de biomasa con sistema automatizado y los radiadores son nórdicos de bajo consumo.

Cuenta con cuatro dormitorios independientes cada uno con su baño; cocina completa y amplias zonas de estar, salón y comedor. Y en el exterior la casa está rodeada por 5.500m2 de abetos centenarios, jardines y bosque totalmente privados y urbanizables.

Además de la piscina con unas vistas inigualables, encontramos una agradable zona de pícnic, una estupenda terraza-solárium, área de barbacoa y una zona de aparcamiento privado y leñera.

Actualmente en la finca está edificada únicamente esta casa principal, ocupando unos 500m2 construidos, pero al ubicarse en un terreno de 5.500m2 urbanizables se podría ampliar la construcción. Con un 20% se podrían edificar otros 550-560m2 en la parcela llegando a un total de unos 1.098m2 construidos.

La combinación perfecta: una propiedad única en su especie en una localización extraordinaria.