Propiedades en el metaverso, una realidad cada vez más cercana
Desde que el pasado otoño Facebook anunciara su cambio de nombre a Meta, la palabra metaverso está cada día más presente en nuestras vidas. Un mundo virtual paralelo todavía en construcción en el que será posible trabajar, comprar, asistir a eventos, relacionarnos y también adquirir bienes raíces. Y del que ya podemos hacernos una idea accediendo a diferentes plataformas en las que varias empresas, incluidas algunas del mercado inmobiliario, han comenzado a experimentar e incluso a operar.
Aunque parezca un concepto novedoso, lo cierto es que el término metaverso existe desde hace 30 años. Fue Neal Stephenson el que lo acuñó en su novela de ciencia ficción ‘Snow Crash’ (1992), para referirse al mundo virtual en el que sus personajes, convertidos en avatares, se adentraban para escapar de una realidad distópica.
Los primeros indicios de este nuevo mundo virtual podemos encontrarlos en la comunidad Second Life, que tanto éxito tuvo en los primeros años de este siglo, y en el videojuego en línea Fortnite, lanzado en 2017.
En los últimos meses, varias marcas se han adentrado en esta nueva realidad llevando a cabo en diferentes plataformas experiencias que les permitan conectar con el público, la Generación Z fundamentalmente, de una forma innovadora. Desfiles de moda, apertura de tiendas, lanzamiento de colecciones y creación de mundos virtuales propios han sido algunas de las fórmulas empleadas hasta ahora por firmas como Zara, H&M, Hyundai, Cupra, Samsung, Balenciaga o Nike, entre otras.
De hecho, según la compañía tecnológica Wildbytes, cada vez son más las empresas que se suman a estos micro metaversos o plataformas virtuales. Un mercado que, solo durante el próximo año, percibirá diez veces más de inversión, y que en 2024 podría alcanzar los 800.000 millones de dólares.
Hasta la fecha, en este espacio virtual se han realizado transacciones inmobiliarias por un importe superior a los 50 millones de dólares.
Metaverso inmobiliario
El mundo inmobiliario no se ha quedado atrás. Varias compañías del sector han comenzado a operar en este nuevo universo en el que, según datos de NonFungible, durante el último año se vendieron cerca de 128.000 tierras virtuales, con un valor total superior a los 568 millones de dólares.
Metaverse Property, que se presenta como la primera inmobiliaria virtual del mundo, ofrece servicios de compraventa y alquiler de parcelas en plataformas como Decentraland, The Sandbox, Somnium, Upland y Cryptovoxels. De igual forma, Metahood permite a los usuarios comprar y vender terrenos digitales dentro de Decentraland y The Sandbox.
Decentraland, por ejemplo, ha desarrollado Genesis City, una ciudad virtual del tamaño de Washington DC donde se han llegado a vender parcelas por más 200.000 dólares en criptomonedas. Hasta la fecha, en este espacio virtual se han realizado transacciones inmobiliarias por un importe superior a los 50 millones de dólares.
Según cuenta Idealista News, haciéndose eco a su vez de una información del periódico Jornal de Negócios, la plataforma de lujo Exclusible - 'marketplace' de NFTs (activos digitales no fungibles, es decir, que representan algo único y por tanto no intercambiable, como por ejemplo las propiedades virtuales) - ha vendido 25 islas privadas en The Sandbox por un importe global de 910 ethereums, unos 2,5 millones de euros.
Los compradores, en su mayoría, son personajes famosos o multimillonarios que han optado por realizar inversiones en esta nueva realidad virtual. Parcelas o terrenos que podrán utilizar para disfrute personal, para el desarrollo de productos o la celebración de eventos.
Algunas marcas, como Adidas, han apostado también por The Sandbox comprando parcelas para crear su propio espacio en este mundo virtual. Warner Music Group, por su parte, ha adquirido una finca en dicha plataforma para llevar sus conciertos, ceremonias de premios y otro tipo de experiencias al mundo digital. Y Nike, construyó hace meses su propio mundo (Nikeland) en Roblox, otra plataforma.
Está claro que nos encontramos ante una nueva revolución que tarde o temprano formará parte de nuestras vidas (tal y como ha ocurrido con las redes sociales). Una nueva dimensión que, sin duda, traerá muchos cambios a nuestro día a día.